Carta Pastoral
del
OBISPO LIAM CARY
sobre la Elección del 2020
Parte II: Libertad Religiosa
En las Elecciones del 2020, la cuestión del aborto no está sola ni separada. Todo lo contrario: en nuestro mundo hiperpolitizado, los defensores del aborto lo han convertido en una característica prominente en debates divisivos sobre una serie de cuestiones vitales: la Corte Suprema, el derecho constitucional, la atención médica, la educación, las relaciones raciales, la inmigración.. En cada una de estas áreas, la causa del aborto alimenta una creciente amenaza a la libertad religiosa, la primera libertad que la Primera Enmienda protege de la violación de conciencia patrocinada por el estado.
“En lo más profundo de su conciencia el hombre descubre una ley que él no se da a sí mismo, sino a la que debe obedecer”, leemos en el Catecismo de la Iglesia Católica. “La conciencia es el núcleo más secreto y el sagrario del hombre, en el que está solo con Dios, cuya voz resuena en lo más íntimo de ella …llamándolo siempre … a hacer el bien y a evitar el mal”.
Hasta este momento de nuestra historia como nación, hemos hecho todo lo posible por respetar la conciencia de nuestros conciudadanos. La Primera Enmienda garantiza el “libre ejercicio” de la religión elegida, porque en América el gobierno tiene prohibido establecer una religión. El César no puede obligar a los ciudadanos a pensar y actuar como decreta el César. En América le damos a Dios lo que es de Dios. No forzamos la conciencia.
En los últimos años, sin embargo, la omnipresencia de Internet ha restringido enormemente el alcance de lo que es políticamente correcto pensar y lo que está políticamente permitido hacer. Con un alcance cada vez mayor y un escalofriante escrutinio social, la religión del progresismo secular convoca a las conciencias al juicio ante sus implacables tribunales. Los Mandatos de Atención Médica obligan a la conciencia de las Hermanitas de los Pobres (Little Sisters of the Poor) a proporcionar un seguro anticonceptivo. Las demandas presionan a los hospitales Católicos para que ofrezcan abortos y a los médicos Católicos para que los realicen. Las agencias administrativas ordenan a los consejeros que no ofrezcan objeciones de conciencia cuando los niños optan por la transición sexual sin el conocimiento o consentimiento de sus padres.
La Declaración de Independencia fundamenta nuestra igualdad ante Dios en “ciertos derechos inalienables” que el gobierno tiene el deber de “asegurar”. Estos derechos nos llegan en una progresión muy específica: la vida, la libertad y la búsqueda de la felicidad. Para disfrutar del derecho a la vida, primero debo nacer y ser mantenido con vida por otros que respeten mi derecho a la vida y alimenten voluntariamente mi dependencia de su cuidado. Cuando llega el momento de asumir la responsabilidad de mi vida, tomo en la mano mi derecho a la libertad y empiezo a ejercer mi derecho a buscar la felicidad, consciente de que otros también la buscan.
Pero si olvido o niego que otros tienen este derecho, algo siniestro sucede con la secuencia de libertades que compartimos. El derecho a buscar la felicidad comienza a ocupar el primer lugar de la lista, el lugar siempre ocupada antes por el derecho a la vida, que a su vez encuentra su lugar al final. En vez de vida, libertad y felicidad, la nueva secuencia dice: felicidad, libertad y vida.
En este nuevo orden, cuando llego al punto de buscar mi propia felicidad, puedo invertir las viejas prioridades. Puedo traer mi felicidad a un primer plano. Si tu libertad se interpone en el camino de mi felicidad, entonces tu libertad debe ceder ante mi felicidad. Si la vida de otra persona es un obstáculo para mi felicidad, entonces esa vida tiene que desaparecer para que mi búsqueda continúe.
En el sur de los Estados Unidos, los Afroamericanos perdieron su libertad a la segregación porque los Sureños blancos rechazaron buscar la felicidad con ellos en una sociedad integrada. En la Alemania Nazi, Hitler afirmó que los Judíos sabotearon la búsqueda de la felicidad nacional, por lo que primero restringió su libertad y luego liberó la tierra de sus vidas. En ambos casos, la búsqueda sin obstáculos de la felicidad triunfó sobre todo lo demás, independientemente de su impacto en la vida, la libertad y la felicidad de los demás.
Una elección se trata del transmitir una herencia. Al marcar tu boleta, piense detenidamente en el impacto que tendrá tu voto en la vida, la libertad y la felicidad de quienes vengan después de tí.
En el Señor de la Vida,
Reverendísimo Liam Cary
Obispo de Baker
27 de Octobre, 2020